Carta abierta a los Estados y sus líderes de Organizaciones de la Sociedad Civil que trabajan con y para los 270 millones de personas que enfrentan inanición y hambruna en todo el mundo

03 octubre 2024

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Desde los campos colombianos, un hombre sostiene un banano, fruto de su cultivo. "Todos los días, trabajamos con personas que son totalmente capaces de producir o ganar lo suficiente para alimentarse a sí mismos y a sus familias"

Todos los días, somos testigos del sufrimiento y la resiliencia. En Yemen, Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Honduras, Venezuela, Nigeria, Haití, República Centroafricana, Uganda, Zimbabue, Sudán y más allá, ayudamos a las personas que hacen todo lo posible para simplemente vivir un día más.

Todos los días, trabajamos con personas que son totalmente capaces de producir o ganar lo suficiente para alimentarse a sí mismos y a sus familias. Estas personas no están muriendo de hambre, las están matando de hambre. Estas niñas y niños, hombres y mujeres, están pasando hambre a causa de los conflictos y violencia; por la desigualdad; por los impactos del cambio climático; por la pérdida de tierras, empleos y por la lucha contra el COVID-19 que los ha dejado aún más atrás.

Todos los días, vemos que son las mujeres y las niñas las que sufren más.

Todos los días, compartimos historias y evidencias de hambruna, inanición y el incremento de las necesidades humanitarias. Sin embargo, esto no genera una acción urgente o una financiación suficiente. La brecha cada vez mayor entre las grandes necesidades que enfrentamos y la limitada asistencia que podemos brindar amenaza con robar la esperanza que queda. No podemos permitir que se pierda la esperanza.

Son las acciones humanas las que conducen a la hambruna y a la inanición. Son nuestras acciones las que pueden detener los peores impactos. Todos tenemos un papel que desempeñar. Pero ustedes, como líderes, Estados y principales garantes de deberes, tienen una responsabilidad única.

Le instamos a tomar medias ya.

Sabemos que se necesitan $ 5.5 mil millones adicionales para que la asistencia alimentaria urgente llegue a más de 34 millones de niñas, niños, mujeres y hombres en todo el mundo que están a un paso de la hambruna. La ayuda debe fluir ahora para que las personas pueden tomar medidas para alimentarse.

Esta ayuda debe llegar lo más directamente posible a las personas más necesitadas. Todos los países deben contribuir de forma plena y justa, sin desviar recursos para satisfacer otras necesidades humanitarias urgentes.

Le rogamos que aumente sus esfuerzos y trabaje con todas las partes para poner fin al conflicto y la violencia en todas sus formas. El llamado del Secretario General de las Naciones Unidas al cese de hostilidades global debe ser atendido de inmediato. Se debe permitir que la asistencia humanitaria llegue a las comunidades sin barreras ni impedimentos para que podamos apoyar urgentemente a los más necesitados.

Le instamos a invertir en disminuir la pobreza y el hambre, en brindar a las personas las herramientas que necesitan para construir un futuro más resiliente, adaptarse de manera sostenible al cambio climático y protegerse contra los impactos del COVID-19. Esto ayudará a prevenir futuros conflictos y desplazamientos. Esto evitará el hambre y la hambruna en el futuro.

No hay lugar para el hambre ni la inanición en el siglo XXI. La historia nos juzgará a todos por las acciones que tomemos hoy.