20 de junio 2025: Día Mundial de las Personas Refugiadas

20 junio 2025

#DecidimosProteger 

#DecidimosHumanidad 

 

Cada 20 de junio aumenta la urgencia y necesidad de poner en el centro de las decisiones y articulaciones de protección a las personas refugiadas, migrantes y desplazadas forzadas que buscan protección. El contexto mundial y regional de este año 2025 confirma esta urgencia y necesidad. 

Varias obras de la Compañía de Jesús que les acompañamos en diversos lugares de la región latinoamericana y caribeña, compartimos sus mensajes y llamados: 

 

 

Las personas que necesitan protección internacional en la región LAC proceden de diversos países, especialmente de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Haití y Honduras. Son jóvenes, niñas, mujeres, personas LGBTIQ+, adultas mayores, personas desplazadas por desastres sociales y ambientales. En sus desplazamientos se enfrentan a riesgos, violaciones de sus derechos humanos y muchos peligros. 

Los constantes cambios en los procesos para sus solicitudes y reconocimiento de condición de refugio, y el aumento de una cultura deshumanizante que quiere criminalizarles y descartales elevan las barreras que les impiden ejercer sus derechos. 

Independientemente de su nacionalidad, pertenencia étnica, orientación sexual, religión u otras características, todas las personas son sujetas de derechos. Esta conmemoración permite insistir y procurar acciones que prioricen las necesidades y proyectos de vida de quienes migran forzosamente, especialmente sus derechos a solicitar asilo y a la movilidad sin barreras y discriminaciones. 

Cada vez es más crucial que las personas con necesidad de protección internacional en la región latinoamericana y caribeña sean el centro de las decisiones políticas de los Estados y de las articulaciones necesarias para protegerlas, teniendo presentes las nuevas realidades y diversas causas que les obligan a desplazarse, tales como violencias, conflictos armados internos, narcotráfico, crisis sociopolíticas, económicas y/o ambientales, discriminaciones y despojos, entre otras. 

Nadie decide ser una persona refugiada, pero todas y todos podemos decidir proteger. Por ello, es necesaria una acción efectiva y en cooperación, para unir esfuerzos, afrontar los desafíos presentes y futuros de los desplazamientos forzados en la región, buscando la transformación de las causas estructurales que obligan a las personas a desplazarse en busca de condiciones de vida dignas y en paz.